La neutralidad, del latín neuter ('ni uno ni otro'), consiste en no tomar partido y renunciar a toda injerencia en un conflicto o diferencia de opiniones.[1] Es importante no confundirla con conceptos como la objetividad y la imparcialidad.[2]
Se considera que la neutralidad no es una virtud en sí, ya que puede provenir de la indiferencia, el miedo o la cobardía.[2] Por otra parte, la neutralidad puede provenir de la necesidad de autoprotección, de la idea de que el bien y el mal existen en las partes, o de la moderación para favorecer una causa que se considera más importante, entre otros.[2]